Javier Andrés Jaiña Jaiña (38) es un Ingeniero Civil Industrial que inició sus estudios en la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Arturo Prat (UNAP), en Iquique, el año 2006. Antes de decidir su carrera definitiva cursó Arquitectura en la misma Facultad.
Su última experiencia laboral fue como Encargado del área Comunidades en la Empresa Camanchaca S.A. en la Región de Tarapacá.
—¿Qué te motivó estudiar en la UNAP?
“Me motivó que era una carrera que me ofrecía diversos desafíos. Me pareció que tenía la flexibilidad suficiente como para poder incorporarme a muchas industrias. Entonces fue una muy buena opción para moverme en el mercado laboral. En ese tiempo no tenía una pasión definida. Ingeniería Civil Industrial tiene docentes competentes, una malla súper atractiva y la flexibilidad para avanzar en el mercado laboral fácilmente”.
—¿Cuál es el sello o característica de los y las profesionales UNAP?
“La capacidad de resiliencia y siempre buscar adquirir nuevas competencias. Tenemos un perfil capaz de ser muy observadores. Y desde ahí vamos adquiriendo talentos. Otras universidades tienen un perfil mucho más duro y menos flexible. En la UNAP tenemos una base, pero estamos con la disposición a adquirir nuevos talentos, observamos muy bien y tenemos habilidades para poder incorporarnos fácilmente a las organizaciones. Y desde ese entendimiento con las organizaciones proponemos ciertos cambios e innovaciones. Creo que esa es una competencia que nos ha distinguido en varios rubros”.
—¿Cómo ha sido tu experiencia con la marca personal y profesional para posicionarte en lo profesional?
“El liderazgo, el trabajo en equipo y la habilidad de comunicar fueron, en un inicio, muy buenas herramientas para el mercado laboral. Y en eso me destaco actualmente también. Ingeniería Civil Industrial tiene un rol más bien técnico desde la economía y la operación en la industria, generalmente. Sin embargo, permite desarrollar habilidades blandas y facilitar la toma de decisiones frente a distintas situaciones, habilidades que posteriormente me sirvieron en otros ámbitos de la vida como en mi participación en trabajos de voluntariado. Fui voluntario por varios años en Un Techo para Chile”.
“Y ahora, después de tanto tiempo, creo que esas habilidades se pueden identificar. O sea, el tema de administración, manejo de presupuestos, liderazgo, evaluación de proyectos con factor social, todo lo adquirido en Ingeniería Civil Industrial lo dediqué a diagramar proyectos sociales que tienen otras formas de evaluación. Que tienen que ver con el bienestar social o de la comunidad, más allá de simplemente el margen costo y tiempo. Eso me ha ayudado a generar valor. Y tener un efecto diferenciador con otros colegas profesionales”.
—¿Cuáles son tus proyectos y metas?
“Actualmente convocar a más actores al desafío de la sostenibilidad. Tenemos una meta hacia 2030 y la idea es vincular a más grupos que tengan esta visión para combatir o paliar el efecto del cambio climático desde los territorios. Entonces, también soy secretario del Colegio de Ingenieros e Ingenieras de Iquique. Además, pertenezco a la Red PROUNAP donde diversos colegas conversamos sobre cómo podemos generar un factor de cambio y apoyarnos entre los profesionales de la UNAP. Y yo pongo los temas referentes a la sostenibilidad, medioambiente y comunidad, que es lo que a mí me hace mucho sentido: porque no puede haber bienestar, o crecimiento, sin incluir a las personas”.
—¿Y otras metas en lo laboral?
“Creo que ahora mi gran desafío es generar redes de diversos actores sobre todo regionales, para generar metas comunes, y neutralizar o mitigar el impacto que generamos para combatir el cambio climático. Trato constantemente de ejercer liderazgos en distintos grupos que tienen esta visión común, para desarrollar proyectos, a nivel territorial, e instalar esta idea que no nos queda mucho tiempo para cambiar las cosas”.
“Además, planeo seguir estudiando. Por ejemplo, me gustaría realizar un Magíster en Comunicación Estratégica, Asuntos Públicos, Economía o Sociología”.
—¿Cuáles son tus pasatiempos o actividades favoritas?
“Me gusta mucho en lo que trabajo, así que gran parte lo dedico al relacionamiento comunitario. Y aparte participo en diversas organizaciones. Entonces, eso me mantiene ocupado y entretenido. También leo mucho. Y más que todo dedico mis horas a mi familia, en especial a mi hijo Mateo que tiene 2 años de edad. El tiempo que tengo libre trato de estar con ellos. También me gusta leer sobre temas relacionados a la sostenibilidad y la organización del territorio”.
—¿Cómo te defines?
“Me defino como una persona integradora, que siempre tiende la mano y trata de involucrar a los demás para alcanzar un objetivo común. Me gusta mucho conversar con diversas personas y grupos, aprender de las experiencias y características de los demás. Tengo esa necesidad de entender la historia para poder comprender el presente. Y me defino como una persona que está buscando constantemente nuevas formas de hacer las cosas”.
—¿Cuál es tu consejo o recomendación a estudiantes, egresados y egresadas?
“Mi consejo es que la vida universitaria no está sólo en las clases. O no está simplemente en las clases, para no ser tan duro. O sea, están bien las clases y las temáticas, pero es necesario que vivan la experiencia de Universidad. Que se relacionen con otras carreras. Que se involucren en temáticas durante ese viaje universitario. No es que uno entre a la Universidad y después de cinco o seis años se salga al mercado laboral directo. No. Durante la Universidad hay que vivir y compartir. Y la idea es que abracen propósitos, que consideren que son dignos y dignas de seguir. Y que convoquen a otros y otras a participar. Tampoco deben olvidar que la UNAP tiene ese perfil y que es algo muy necesario, sobre todo acá en la Región de Tarapacá”.
—¿Qué fortalezas tienen los estudiantes y egresados UNAP?
“La capacidad de ser resilientes frente a la adversidad. Tratar con los recursos que se tiene y proponer mejoras. Eso me parece que es algo extraordinario. O sea, no tenemos una estructura rígida, sino que siempre estamos dispuestos y dispuestas a aprender. Y esa es una capacidad que considero no la tienen muchas universidades y que hace que dentro de las organizaciones nos adaptemos fácilmente. Es una fortaleza que tenemos en la Universidad Arturo Prat. También destaco el amor que sentimos a la región, amor por el territorio. Quienes estamos en la UNAP queremos el lugar donde estudiamos”.
Fredy Aliaga V.