Ashley Castillo, estudiante “Hay un abandono gigante hacia las niñas, niños y adolescentes por parte de la sociedad“

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Con una sonrisa a flor de piel y confianza que se transmite a través de sus palabras, Ashley Castillo Briones, tiene claro lo que quiere y cómo con esfuerzo se pueden alcanzar todos los sueños, incluso el sacar adelante una gran iniciativa que nació bajo el alero de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Arturo Prat (UNAP), como es la Escuela Popular Luchín, emplazada en el Barrio histórico El Colorado de Iquique.

Ashley Castillo Briones, ingresó el año 2019 a Trabajo Social en la Universidad Arturo Prat, encontrando en su carrera un grupo de amigos que le cambiaron la vida y le dejaron un gran legado, la Escuelita Popular Luchín.

“Llegué a la UNAP porque en Tocopilla no había Universidad y conocí a un grupo de estudiantes que iban saliendo de la carrera y que estaban a cargo de la Escuelita. Así decidí entrar como voluntaria y cuando mis amigos se titularon, al ver que estaba involucrada al cien por ciento me dejaron a cargo. Tenía tan solo 17 años y recuerdo que estaba muy nerviosa y me sentía responsable de que todo funcionara bien, así poco a poco fui ganando confianza, experiencia, aprendiendo en las clases para contribuir en la Escuelita, pero quizás analizándolo hoy lo más impactante y significativo ha sido el aprendizaje que he recibido en estos años gracias a cada una de las niñas, niños, adolescentes y sus familias”, precisa la representante de la Escuelita Popular Luchín.

Han pasado 5 años, la Escuelita tiene 25 niños entre los 5 y los 17 años de distintas nacionalidades, y hoy la preocupación de Ashley es que otros jóvenes universitarios contribuyan para que esta iniciativa perdure “Uno trabaja con personas, por lo que no es algo de un día nada más, esto requiere de constancia, permanencia y muchas veces sacrificio de tiempo para las actividades. No obstante, sé que existen compañeras y compañeros que están dispuestos a comprometerse y es a quienes invito a que se integren y sean voluntarios”.

Precisa que, si bien han formado parte de la Escuelita jóvenes de distintas carreras, la pandemia los afectó notablemente y hoy son menos los que están apoyándola “Este voluntariado se creó en el 2014 y buscaba que los alumnos de Trabajo Social, específicamente, fuéramos al territorio con lo que estábamos aprendiendo, estableciéramos un lazo y con ello, generáramos este sentido de vivir en comunidad, de compartir actividades socioeducativas. Con esta visión y con el tiempo, viendo que hay muchas necesidades se sumaron estudiantes de distintas carreras, contribuyendo con sus conocimientos a lo que requería la comunidad”.

Destaca que durante estos años han recibido ayuda de la Universidad mediante proyectos de cooperación y apoyo estudiantil de la Dirección General de Asuntos estudiantiles, lo que les ha servido para las navidades, actividades que han realizado o bien para comprar materiales que son más difíciles de obtener. “Toda esta ayuda ha sido gracias a la directora general de Asuntos Estudiantiles, Luz María Muñoz, quien además nos ha orientado y ayudado establecer redes redes para lograr así la mayor cooperación posible de la UNAP”.

LUCHÍN

Ashley destaca que la Escuelita Luchín ha sido parte de la historia de lo que es el barrio El Colorado de Iquique, de la resistencia que tiene el barrio, quien ha sido víctima de la gentrificación, del desarrollo de la ciudad.  “Pasó de ser una playa bonita, un espacio súper cultural donde había bailes religiosos, equipo de boxeo y otras tantas cosas … hasta que llegó la Zofri a destruir todo. Además, a esto se sumó el hecho de que se generaron y hasta hoy existen muchos prejuicios en torno al barrio y a quienes lo habitan”.

Añade que fue un trabajo difícil de continuar durante el estallido social y la pandemia, y ha sido también arduo conocer y motivar a otros compañeros para unirse a esta titánica tarea. “En la actualidad tenemos compañeros de Trabajo Social, las pedagogías, psicología y otras carreras que colaboran y realizan operativos, pero no es algo permanente. Necesitamos más voluntarias y voluntarios que de manera constante aporten su tiempo, ganas y conocimientos, al igual que personas que nos puedan colaborar con alimentos y otras contribuciones para que podamos seguir funcionando. Somos muy poquitas manos para todo lo que hay que hacer”.

CAMBIÁNDOLES EL FUTURO

Son hoy en día  25 pequeños chilenos, bolivianos, venezolanos y peruanos que forman esta comunidad escolar. “Son niños muy inteligentes, cariñosos y despiertos. Es así como el mayor de ellos que ingresó a la Escuelita siendo muy pequeño, hoy hace las veces de monitor y ya lo estamos ayudando en sus decisiones para ver lo que hará a futuro y quiere ir a la Universidad “.

Frente a lo que desea a Futuro para este gran agrupación, Ashley destaca “Nunca me lo habían preguntado y no lo había compartido, pero mi sueño es que la Escuelita se transforme en una fundación, en una que realmente ayude a otros para  postular a fondos y así  seguir creciendo y continuar ayudando a esta comunidad”.

COMPROMISO

“No me imagino no estar aquí, incluso al principio de la carrera en algún momento quise optar a los programas de movilidad, irme a otra ciudad, otro país, pero el dejar a las personas que he conocido en El Colorado y no continuar apoyando a estas niñas, niños y adolescentes es un compromiso que no puedo olvidar ni dejar” precisa la estudiante de solo 22 años y en quinto año de su carrera que la Escuelita ha sido fundamental para tomar ciertas decisiones en su vida.

Resalta que El Colorado es una comunidad vulnerada y a la cual no llegan muchas veces las instituciones. ” Nuestra labor como futuros profesionales, es despertar la conciencia social y también el amor por los niños. En realidad, en la sociedad en general hay un abandono gigante hacia la niñez, y, por lo tanto, debemos marcar una diferencia acompañando y siendo parte del futuro de esta comunidad”. 

MAYOR COLABORACIÓN

Ashley señala que es necesario ayudar y que existen muchas otras organizaciones que trabajan sin fines de lucro con grupos que son vulnerados, “Ser voluntario es un esfuerzo personal constante, que además de tiempo involucra acciones que nos permitan generar recursos para continuar, como por ejemplo la venta de rifas, campañas de recolección de alimentos y otras actividades “.

Puntualiza, asimismo, que hoy se están visibilizando más, retomando el contacto con muchas personas, con juntas de vecinos y la Municipalidad de Iquique, quienes ya los consideran en algunas de sus actividades, además de otras organizaciones.” A las y los estudiantes de la UNAP y también a la comunidad universitaria y comunidad iquiqueña, les diría que traten de ver la gran labor que están desarrollando estas organizaciones que trabajan con comunidades excluidas, no las ignoren e incorpórense a ellas, ya que pueden ser una real contribución para mejorar las condiciones de vida de todas estas personas “.

Quienes deseen conocer más antecedentes e integrarse a esta gran labor, pueden contactarse a través de su Instagram escuelita_popular_luchin

Eugenia Guzmán V.

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