Manuel Pedreros Reyes, Arquitecto
Hijo de Manuel Pedreros Rodríguez y Nivia Reyes Aburto, fanático de la música de los 80, amante del canto, tocar piano, la fotografía y, desde aproximadamente un año, aficionado de la bicicleta, Manuel Pedreros Reyes, ha sabido desarrollar sus habilidades desde distintos ámbitos, siendo la arquitectura la principal manera de dar vida a su creciente creatividad.
En la actualidad, el profesional es director regional de Tarapacá del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, cargo que asumió en enero de 2020, a través del Sistema de Alta Dirección Pública. “Es un nuevo servicio, asociado a la naciente institucionalidad que surgió en el año 2018 con la creación del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Ha sido un lindo desafío profesional, que me ha permitido contribuir a la implementación de este Servicio en la región, conformando equipos humanos y profesionales y trabajando vinculado al patrimonio cultural, lo que conlleva una diversidad de temáticas que van desde las bibliotecas públicas, monumentos nacionales, pueblos originarios y patrimonio inmaterial”.
Uno de sus objetivos a corto plazo es completar antes de enero de 2023 la implementación de la Dirección Regional de Patrimonio de Tarapacá. “Si hay una buena evaluación y confianza en el trabajo realizado, espero permanecer en el cargo, lo que sería un orgullo y me posibilitaría seguir aportando a Tarapacá desde este espacio”.
A mediano y largo plazo, en tanto, su meta es aportar a la ciudad y la región desde su experiencia en el área del urbanismo. “Entre los años 2011 y 2019 nos trasladamos como familia a la región de Valparaíso con el objetivo de adquirir mayores conocimientos en el área profesional, y perfeccionamiento, siempre con la idea de retornar y devolver ese crecimiento en Tarapacá. Esa fue nuestra motivación para retornar en 2020 y continuar el proyecto profesional y familiar aquí. Me motiva la idea que mis hijos crezcan en Iquique y en Tarapacá, que su formación personal y educacional sea desde regiones”.
MOMENTOS CLAVES
Si bien ha tenido muchas experiencias, Manuel tiene muy claro que el principal desafío laboral hasta ahora fue asumir el 2011 como jefe del Departamento de Desarrollo Urbano en la región de Valparaíso. “Tenía menos de treinta años y me tocó liderar un gran equipo humano y profesional, compuesto por personas de gran trayectoria en la región. Nos tocó impulsar una importante cartera de inversión asociada a estudio de actualización de planes reguladores, estudios de riesgos post 27 F y la aprobación del Plan Metropolitano de Valparaíso, que llevaba a esa fecha 16 años de estudios y tramitaciones. En este desafío la principal herramienta que puse en práctica fue el compromiso y rigor que fue una constante en mi formación en la escuela de arquitectura de la UNAP. Esto se tradujo en un compromiso no sólo técnico, sino también humano con un equipo que hizo posible abordar una ambiciosa cartera de inversiones e instrumentos necesarios para la región. Ese compromiso y constancia fue la tónica de trabajo de todo el equipo donde pudimos mezclar la experiencia de profesionales que llevaban muchos años de desempeño, con la incorporación de otros profesionales jóvenes que aportaron con energía y nuevas herramientas, logrando los objetivos que se nos plantearon”.
EGRESADOS UNAP
Este Arquitecto ha tenido, además, la positiva experiencia liderar e integrar equipos de trabajo con egresadas y egresados de su Alma Mater, “Actualmente en la Dirección Regional de Patrimonio y sus unidades se desempeña una cantidad importante de profesionales egresadas y egresados de la UNAP, que en algunos casos también han cursado allí estudios de postgrado. Esto ha sido un gran aporte para el proceso de implementación del servicio en la región, ya que son profesionales con redes y conocimiento de la realidad regional”.
PERFECCIONAMIENTO
Añade Pedreros que su acercamiento con la carrera y la UNAP surgió cuando estaba en 4° medio. “Tuve la oportunidad de ir a la entonces Escuela de Arquitectura a interiorizarme sobre la carrera, lo que fue clave en mi decisión. Me llamó mucho la atención el equilibrio de la carrera entre un perfil más creativo vinculado al Taller y otro más racional dado por los ramos teóricos. Ese equilibrio era muy adecuado a mis intereses y aptitudes, ya que había pensado estudiar otro tipo de carreras como ingeniería o derecho, pero sentía que allí quedaba fuera el perfil creativo o artístico”
Así comenzó este profesional de 40 años su carrera en la Arquitectura y hoy, acompañado desde hace 13 años por su esposa Ninoska Mena profesora de inglés egresada también de la UNAP, y sus dos hijos Fernando de 10 años y Cristóbal de 6 años, está más consciente que nunca de que esta carrera le ha permitido transitar hacia distintos espacios de conocimiento, como el diseño, la construcción y en su caso particular, la ciudad. “Desde ese interés por el territorio y la ciudad, he realizado algunos cursos en el Lincoln Institute of Land Policy referidos a mecanismos de planificación urbana y asentamientos informales. Cursé un Diplomado en Derecho Urbanístico en la Universidad de Los Andes, y actualmente estoy finalizando un Magister en Diseño de Ciudades Integradas que imparte la Universidad de Viña del Mar”.
TRAYECTORIA
Su vida profesional la ha desempeñado principalmente en el sector público. “Fui jefe del Departamento de Desarrollo Urbano en la SEREMI MINVU de Tarapacá y de Valparaíso, también director de Arquitectura MOP en Valparaíso. En el área privada también me desempeñé algunos años, vinculado a la elaboración de planes reguladores en la consultora Habiterra, y de manera particular en el ámbito de las asesorías en normativa urbana y como Revisor Independiente de Arquitectura”.
El área de la docencia también es un ámbito en el que ha aprendido a desarrollarse. “Desde el año 2017 soy profesor del Diplomado en Derecho Urbanístico y de la Construcción y del Magister en Derecho, ambos programas dictados por la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Adicionalmente, he tenido la oportunidad de dictar clases en el Diplomado en Instrumentos de Planificación Urbana de la Pontificia Universidad Católica, y este 2022 participaré como profesor invitado en el Magister en Derecho Regulatorio de la misma casa de estudios”.
CARRERA
Ingresó a la carrera Arquitectura en la Universidad Arturo Prat en Iquique, entre los años 2000 y 2006, en el antiguo campus que se encontraba en el paseo Baquedano de la ciudad, y como gran parte del estudiantado, en complemento al esfuerzo familiar, debió postular a beneficios para concretar su anhelo de ser profesional. “Estudié con porcentaje crédito universitario y por algunos años con beca hermanos que entregaba la misma universidad, ya que mi hermana Tanya ingresó también a la UNAP a estudiar pedagogía, mientras yo cursaba la carrera de arquitectura”.
Agrega que estudiar arquitectura, más que una carrera es una experiencia de vida, y por tanto los profesores, funcionarios y compañeros en general, formaron parte de una familia que siempre recuerda. “Es difícil escoger sólo algunos nombres, pero haré el intento. De los profesores destaco el privilegio de haber sido alumno de Patricio Advis, un arquitecto con una disciplina, conocimiento y pasión que permeaba en todos sus talleres. Don Patricio representa una escuela en sí mismo, una forma de aprender la arquitectura desde las travesías y los ejercicios proyectuales. En segundo lugar, Cecilia Sánchez, que fue mi profesora guía de título y cuyo sello hasta la fecha es poner a las personas en el centro del aprendizaje de la arquitectura. Cursar un taller con Cecilia por sobre todo te convertía en mejor persona”.
En cuanto a las y los funcionarios precisa, “Recuerdo a la Sra. Margarita, la auxiliar de la escuela, que le tocaba lidiar con nuestro desorden en los talleres, siempre llenos de cartones, planos, papeles. Hasta la fecha mantengo contacto con Ximena Fuentes, secretaria de la escuela, que siempre nos ayudaba con los trámites y para contactar a los profesores. De los compañeros, tengo un profundo agradecimiento con Daniel López y Darío Olavarría que me apoyaron mucho en mi proceso de título y con quienes comparto una gran amistad hasta la fecha. Especial recuerdo tengo de Rodrigo Bustillos, que después de muchos años se tituló el año pasado. En verdad, recibió su título, porque era un profesional y un arquitecto desde mucho antes. Si hay una persona que simboliza los valores de la escuela de arquitectura en la que me formé, es Rodrigo, habitante del Barrio El Morro, cocinero de las recetas de su abuela matillana, con una calidad humana y perseverancia que pocas veces me ha tocado ver”.
SELLO
Manuel recalca que las universidades buscan generar un perfil profesional que los identifique y, por supuesto, la UNAP no es la excepción. Sin embargo, tener un sello característico como fin en sí mismo no es lo más importante. En el caso de la UNAP hay un sello en sus profesionales y eso tiene valor por lo que genera. “En mi trayectoria personal y profesional he compartido con distintos profesionales de la UNAP, y aun estando asociados a distintas carreras y áreas de conocimiento, hay un sello característico dado por dos elementos. En primer lugar, una profunda vinculación con el territorio de Tarapacá, sus paisajes, comunidades, recursos. Esto se ve reflejado en investigaciones y proyectos que siempre ponen en el centro las particularidades de la región y como aportar a su desarrollo. En segundo lugar, la perseverancia y en general creo que las personas que somos de regiones, y más cuando se trata de regiones extremas como el caso de Tarapacá, crecemos y nos desarrollamos en la convicción que todo cuesta un poco más, que estamos lejos del centro y esto solo lo podemos soslayar con constancia, compromiso personal y profesional en lo que hacemos”.
En cuanto a sus consejos para los nuevos estudiantes añadió “Inviertan tiempo y energía en mejorar sus habilidades blandas. Los espacios laborales y la sociedad en general no demandan solamente profesionales con competencias técnicas, sino por sobre todo personas que logren comunicarse de manera efectiva, conformar y ser parte de equipos de trabajo, resolver conflictos. En el caso de las nuevas generaciones de arquitectas y arquitectos, deben asumir que les toca enfrentar un mundo donde las soluciones ya no se proyectan desde un tablero, sino en una mesa donde se sientan muchas personas con quienes es necesario dialogar y construir en conjunto”.