“La UNAP me enseñó que como profesional debo aportar al bienestar de mi país”.

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Karina Soto Cifuentes

Abogado

De San Javier de Loncomilla, VII región del Maule Karina Soto Cifuentes con dedicación, esfuerzo y el apoyo de sus padres y hermana, ha podido alcanzar sus sueños y desde hace pocos días es ya una flamante abogado tras  jurar en la Corte Suprema.

Esta titulada de Derecho de la sede Victoria de la Universidad Arturo Prat, si bien desea quedarse en la región Maulina, está dispuesta a emigrar a cualquier rincón del país donde la necesiten, teniendo si muy claro que en algún momento de su vida retornará a su amada ciudad de Victoria.

Con vehemencia narra lo que ha significado para su vida ingresar a la Universidad. “Siento un amor inmenso por esta Institución, sobre todo por mi sede. Aquí aprendí acerca del Newen (fuerza en mapudungun), resiliencia, paciencia y perseverancia. Cuando ingresé a la UNAP venía al borde de una depresión debido al bulling “silencioso” de mis compañeros en el colegio por mi obesidad. Mi familia estaba preocupada de que me alejara de ellos, jamás había salido de la casa sola y todos pensaron que yo desertaría en el primer semestre. Pero si bien es cierto que a veces  sentía que la carrera me quedaba grande, tuve profesores que sin conocer mi historia o miedos, me ayudaron a creer en mis capacidades, inspirándome con sus clases a continuar”.

Karina, señala que llegó a una carrera de Derecho muy modesta y tras asumir la dirección de la Sede Ninoscka Zencovich, todo comenzó a cambiar positivamente,  aumentando la calidad de la educación que se impartía en su carrera.

 CRECER Y ESTUDIAR

La joven afirma que cuando rindió la PSU junto con tener clara su decisión de estudiar Derecho, quería que su universidad fuera estatal, tradicional y laica. “Yo no conocía la Universidad Arturo Prat, pero mi padre sí y  me habló de ella y de su sede Victoria, me instó entonces a postular a la UNAP  e ingresé a ella el año  2010.  En cuanto a mi vida universitaria fue increíble,  gustosamente volvería a repetir lo vivido, en la misma Universidad, en la misma sede y con la misma gente. No cambiaría absolutamente nada de todos los años que me desarrolle allá en la novena región”.

Con respecto a sus profesores   precisa “Ellos  ayudaron a forjar mi carácter. Cuando llegué a la UNAP era bastante tímida y retraída, definitivamente no cumplía con el perfil de la abogacía, sin embargo, todo el proceso vivido, la complejidad, los años y la experiencia en las aulas, lograron que hoy mi personalidad sea avasalladora”.

De sus profesores destaca, la cercanía y el amor por la docencia, por hacer crecer la carrera en compañía con sus estudiantes y la comunidad. “Nos incentivaban mediante diferentes metodologías y creaban instancias para que aprendiéramos de forma teórica, práctica, pero por sobre todo humana. Esta es una carrera bastante individualista,  no obstante en la UNAP encontré a grandes amigos con los que  espero seguir estrechando lazos”.

MEMORIA DE GRADO

Uno de sus recuerdos más importantes fue el trabajo desarrollado durante su memoria de grado “Con mi compañera y amiga de la vida, Claudia García Paillaleo, después de rendir y aprobar nuestros exámenes de grado nos sentamos a conversar y a estudiar que queríamos hacer, que queríamos investigar en nuestra memoria para aportar a “nuestra región”, porque después de ocho años viviendo en la Araucanía es inevitable no sentirla mía. Y nos decidimos a embarcamos en una investigación difícil dada la realidad de la región “Derechos de Aguas Indígenas en la Araucanía, Una Realidad Desconocida del Conflicto”.

Agrega que en un principio les costó llegar a los actores principales, pero una vez emprendido el viaje todo se fue dando de a poco. “Entrevistamos a dos concejales mapuches de la región, a Machis, Loncos, dirigentes Mapuches, al werkén de la alianza territorial mapuche Mijael Carbones Queipul, a una de las abogados del caso Luchsinger-Mackay, Manuela Arroyo, quien hoy es académica de la carrera; viajamos, fotografiamos y conocimos la realidad local de escases hídrica in situ”.

De acuerdo a Karina, esto le permitió inspirarse en el jurista argentino Ciuro Caldani, realizando la construcción del problema mediante la teoría del trialismo del derecho, para el encuentro de una eventual solución. “Desde esta perspectiva la memoria se dividió en tres grandes capítulos: el primero desde un punto de vista sociológico abordando responsablemente el conflicto desde la historia y la cosmovisión del pueblo mapuche en una mezcla exquisita que realizamos con Claudia en el encuentro de estos dos mundos diferentes,  Claudia por un lado Mapuche descendiente de Quilapan, crecida en una comunidad y yo, que vengo de una región totalmente diferente, chilena ajena del conflicto e ignorante de la realidad. El segundo capítulo sostiene que posee un enfoque normológico, es un conglomerado de normas nacionales e internacionales que intentan resolver la cuestión. Y por último el tercer capítulo se aboca desde un punto de vista valórico en la construcción de un reconocimiento real del agua como derecho humano.

“Queríamos retribuir a la región, contribuyendo positivamente desde el derecho e inspiradas en la misión de la Universidad, en el vínculo con los pueblos originarios, es que nos embarcamos en esta investigación. Pero jamás pensamos que sería de tanto interés académico y profesional, nos han pedido Link de la Universidad para poder acceder y leerla, académicos y profesionales de la región. Nos han sugerido la publicación con alguna editorial o en conjunto con la UNAP para un acceso universal y hoy nos preparamos junto a nuestro profesor guía, Hernán Osorio Opazo, para exponer nuestro trabajo en diferentes universidades de la región y el país”.

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